La Directiva de la UE sobre el Rendimiento Energético de los Edificios, fechada el 11 de abril de 2024, exige a los Estados miembros reducir el consumo de energía en edificios residenciales y no residenciales en un 16% para 2030 y un 20-22% para 2035. La mitad de estos ahorros debe provenir de la renovación de los edificios con peor rendimiento. Se ha publicado ampliamente en internet que, para 2030, los edificios con clasificación G serán eliminados, seguidos por las clasificaciones F y E para 2033. Esto significa que una vivienda con una clasificación G en 2030 se tendría que afrontar mejoras a nivel de aislamiento del envolvente y/o otras mejoras para poder alcanzar una clasificación mínima del F, ya que no se permitirá vender o alquiler viviendas que no alcanzan un certificado F o superior a partir de 2030.

Además de las restricciones sobre la venta y alquiler de estos edificios de bajo rendimiento con clasificaciones G, F y E, que actualmente afectan a la mayoría de los edificios existentes en España, todos los nuevos edificios residenciales y no residenciales deberán clasificarse como "edificios pasivos" para 2028. Esto significa que deben tener una clasificación A, estableciendo un estándar más alto para los edificios nuevos en comparación con los más antiguos en términos de consumo energético. El objetivo de la UE es que todos los edificios tengan una clasificación A para 2050, y para alcanzar esta meta, la directiva prevé endurecer los estándares de consumo energético de los edificios existentes de forma progresiva hasta 2050.